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Insulina

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La insulina es la hormona hipoglucemiante. Como tal, su función primaria es reducir la concentración de glucosa en sangre (glucemia) promoviendo su transporte al interior de las células, pero sólo actúa en este sentido sobre el tejido adiposo (adipocitos), el músculo (fibras musculares o miocitos) y el corazón (fibras cardiacas o miocardiocitos). La insulina realiza esta función activando el transportador de glucosa GLUT4, que sólo se encuentra en la membrana plasmática de esas células. La glucosa es una sustancia poco polar, y como tal puede difundir libremente por las membranas de las células. Sin embargo, todas las células tienen transportadores específicos de glucosa para acelerar su tránsito a través de sus membranas, pero el único transportador dependiente de insulina está sólo en las células citadas, las cuales tienen además transportadores no dependientes de insulina.

Los transportadores de glucosa son proteínas integradas en la membrana plasmática de las células que permiten o facilitan el transporte de sustancias específicas en ambos sentidos (del medio extracelular al citoplasma, o en sentido contrario, de acuerdo con las condiciones termodinámicas). Se conocen hasta doce transportadores diferentes de glucosa (véase la Tabla 1) [1, 2]. El más general y más ubicuo es GLUT1. El transportador GLUT3 se encuentra sólo en el cerebro, y GLUT4 (que se encuentra en los músculos, el corazón y el tejido adiposo) es el único de los doce sensible a la insulina. Así, la mayoría de las células no necesitan insulina para consumir glucosa.

1. Medina, R. A. & Owen, G. I. (2002) Glucose transporters: expression, regulation and cancer. Biological Research, 35, 9-26.

2. Maher, F., Vannucci, S. J. & Simpson, I. A. (994) Glucose transporter proteins in brain. FASEB Journal, 8, 1003-1011.

Tabla 1. Transportadores de glucosa (GLUT) en diversos tejidos

En algunos textos, sin embargo, se atribuye erróneamente a la insulina la función de ser una hormona necesaria para el consumo normal de glucosa por las células. Esta suposición no tiene sentido y es insostenible. Realmente no hay ningún dato o motivo lógico que pueda apoyar esa idea, pero hay muchos que demuestran fuertemente que la insulina juega un papel muy diferente:

(a) La razón principal de esta proposición se basa en primer lugar en la lógica del metabolismo: como una manera de suministrar energía a las células, actividad de la glucólisis no puede depender de una señal hormonal (externa) y menos de una hormona cuya vida es tan sólo unos minutos. Una señal externa, como la adrenalina o glucagón, puede preparar el medio extracelular, aumentando la glucosa en la sangre, lista para consumir, pero el consumo de glucosa por cada célula para satisfacer sus necesidades de energía deben regularse por señales intracelulares, que dependerán de sus necesidades particulares de energía.

(b) Todas las células consumen glucosa en mayor o menor grado, preferentemente como combustible energético, pero también como precursor de muchos productos metabólicos, y como puede verse en la tabla 1, la insulina no interviene en el transporte de glucosa en la mayoría de los tejidos.

(c) Hay varias hormonas hiperglucémicas: principalmente glucagón, adrenalina, los glucocorticoides (cortisona y cortisol), y la hormona del crecimiento. Todas ellas promueven un aumento de la glucemia, aunque por diferentes motivos. Cada una tiene una función específica y su secreción obedece a necesidades especiales que demandan tejidos específicos o funciones específicas del organismo, y se segregan respondiendo a estímulos diferentes, de acuerdo con cada caso:

Glucagon. El glucagon es una hormona glucostática cuyo efecto es antagónico al de la insulina. Lo segregan las células a del páncreas cuando disminuye la glucemia. Actúa sobre el hígado promoviendo la liberación de glucosa a la sangre a partir del glucógeno hepático para equilibrar la glucemia.

Adrenalina y las demás catecolaminas. La adrenalina es la hormona del estrés. Se segrega por las células de la médula adrenal respondiendo a estímulos del sistema nervioso central para aumentar la concentración de glucosa en sangre cuando es previsible que haya un aumento de consumo de glucosa.

Glucocorticoides. Los glucocorticoides son hormonas segregadas por la corteza adrenal que activan la síntesis de glucosa y de glucógeno (gluconeogénesis) en el hígado y en el riñón. Su efecto hiperglucemiante es un efecto indirecto de esta actividad.

Hormona del crecimiento. Hormona que regula el crecimiento de los tejidos. Su efecto hiperglucemiante es un efecto general para esta función.

Sin embargo, frente a tantas hormonas hiperglucémicas, la insulina es la única hipoglucemica, lo que indica que el significado de la hormona cuya función es reducir la glucosa de la sangre no es un proceso para suministrar combustible de energía a las células para diferentes propósitos, sino sólo una vía para nivelar la glucemia. Cada hormona hiperglucémica se segrega como respuesta a un estímulo específico diferente, que representa una necesidad metabólica específica. Por el contrario, los mecanismos que producen la secreción de insulina dependen exclusivamente del nivel de glucosa en sangre. Así, el papel de la insulina, de acuerdo con el estímulo que promueve su secreción, no está relacionado con las necesidades de energía de las células, sino estrictamente con el nivel de glucosa en sangre. Por lo tanto, debemos concluir que la insulina no es una hormona que trabaje al servicio las células, sino al servicio de la sangre, ya que su objetivo no está relacionado con el metabolismo celular, sino con la homeostasis sanguínea.

(d) Hace años se supuso que el cerebro no podía utilizar ácidos grasos como combustible, sino sólo glucosa. Sin embargo, esta suposición carecía de base; era un error sin fundamento y sin datos que la apoyasen. A partir de los años 1950, y con muchos resultados confirmados en la década siguiente y sobre todo en la última década de los años 2000, se sabe que el cerebro, y específicamente las neuronas, pueden consumir ácidos grasos como combustible energético ya que tienen todas las enzimas para su degradación.

No obstante, el cerebro es un buen consumidor de glucosa, que usa preferentemente como combustible energético, y sin embargo, las neuronas no necesitan insulina, ya que esta hormona no influye en la actividad de su transportador específico de glucosa GLUT3. Además, la insulina no se segrega en el período de ayuno, lo que indica que cuando la glucemia es normal se preserva la glucosa de la sangre (evitando su consumo excesivo por otros tejidos) para ser utilizada por el cerebro, pues la insulina favorecería su uso por el músculo, adiposo y corazón, dejando el cerebro sin alimentación. Estos datos nuevamente demuestran que el papel erróneamente asignado a la insulina como hormona necesaria para el consumo normal de glucosa por las células no tiene sentido. Si la insulina fuese necesaria para el consumo normal de glucosa por las células, sería el cerebro, que es el órgano más dependiente de su consumo, quien debería tener su transportador sensible a la insulina. Esta ausencia de insulina en períodos donde los tejidos deben tener glucosa disponible regularmente, indica otra vez que el papel de la insulina es realmente una hormona exclusivamente hipoglucemiante, lo que realmente significa que la hipoglicemia no es sólo su efecto, sino su función real. Véase: Insulina, glucemia y glucostasis (póster).

(e) Las células musculares son grandes consumidoras de glucosa, y están entre las más sensibles a la insulina, con el transportador de glucosa GLUT4. Sin embargo, estas células no necesitan insulina para consumir glucosa porque también tienen otros transportadores de glucosa no sensibles a la insulina (GLUT1, GLUT10 y GLUT11) glucólisis muscular no necesitamos que funcione. Es sabido que el ejercicio físico reduce los niveles de glucosa de la sangre. Los diabéticos saben que cuando hacen ejercicio físico pueden reducir su dosis de insulina o de medicamentos hipoglucemiantes consiguiendo mejores niveles de glucosa que con una vida sedentaria. Esto demuestra claramente que el músculo no necesita insulina para trabajar.

¿Por qué la insulina activa específicamente la entrada de glucosa sólo en las células musculares, corazón y adiposo? La explicación es sencilla: la insulina, como hormona hipoglucemiante debe eliminar el exceso de glucosa y el recurso que se usa para ello es forzar su entrada en las células que más lo pueden soportar porque son buenas consumidoras de glucosa: músculo y corazón, como material energético, y tejido adiposo, para convertirla en grasa que se va a acumular allí. Pero esto no significa que esas células necesiten una sobrecarga de glucosa.

Con independencia de activar la captación de glucosa en adiposo, músculo y corazón, la insulina ejerce otras funciones metabólicas: aumenta la biosíntesis de grasa (ácidos grasos y triglicéridos) en hígado y tejido adiposo (tejidos mayoritarios de síntesis de grasa) activando la expresión génica de todas las enzimas del proceso: acetil-CoA carboxilasa [3,4], ácido graso sintasa [5,7] y glicerol 3-fosfato aciltransferasa [5,8]. Los efectos sobre los genes de sintasa y transferasa también son activados por glucosa directamente [9]. Además, la insulina aumenta este efecto indirectamente evitando el consumo de grasa al reprimir la expresión génica de la enzima piruvato carboxilasa; véase anaplerosis. Es importante insistir en este punto: al regular la insulina la expresión de estos genes, estos efectos son muy duraderos, y se pueden tardar semanas o meses en recuperar su expresión normal. Véase una revisión de estos efectos en [8].

3. Mabrouk, G. M., Helmy, I. M., Thampy, K. G. & Wakil, S. J. (1990) Acute hormonal control of acetyl-CoA carboxylase. Journal of Biological Chemistry 265, 6330-6338.

4. Witters, L. A. & Kemp, B. E. (1992) Insulin activation of acetyl-CoA carboxylase accompanied by inhibition of the 5’-AMP activated protein kinase. Journal of Biological Chemistry 267, 2864-2867.

5. Sul, H. S., Latasa, M.-J., Moon, Y. & Kim, K.-H. (2000) Regulation of the fatty acid synthase promoter by insulin. Journal of Nutrition 130, 315S-320S.

6. Palmer, D. G., Rutter, G. A. & Tavaré, J. M. (2002) Insulin-stimulated fatty acid synthase gene expression does not require increased sterol response element binding protein 1 transcription in primary adipocytes. Biochemical and Biophysical Research Communications 291, 439-443.

7. Wang, Y. et al. (2004) The human fatty synthase gene and the novo lipogenesis are coordinately regulated in human adipose tissue. Journal Nutrition 134, 1032-1038.

8. Ferré (1999) Regulation of gene expression by glucose. Proceedings of the Nutrition Society 58, 621-623.

9. O’Brien, R. M. & Granner, D. K. (1996) Regulation of gene expression by insulin. Physiological Reviews 76, 1109-1161.

La conclusión final de estos efectos es que una dieta muy rica en hidratos de carbono, aunque baja en grasa -o incluso libre de grasa- al producir un aumento considerable de la glucemia promueve la secreción de insulina, lo que activa la síntesis de grasa y su acumulación. Así, la mayor parte de los hidratos de carbono de la dieta se transforma en ácidos grasos y finalmente en triglicéridos [5-9].

Estos efectos no se producen cuando la glucemia tiene su nivel basal (5 mM, equivalente a 90 mg/100 mL), porque esta situación no promueve la secreción de insulina. En estas condiciones no se activa la síntesis de grasa, y la enzima piruvato carboxilasa puede desempeñar su papel anaplerótico permitiendo su degradación. Estos efectos señalan una vez más que la insulina no es una hormona para regular el consumo de glucosa por tejidos para producir ATP, sino para eliminar el exceso de glucosa convirtiéndola en ácidos grasos, promoviendo la obesidad, que es un hecho bien conocido.

Por lo tanto, debe concluirse que la actividad de la insulina está relacionada con el estado homeostático global del cuerpo, cuya función es mantener el nivel de glucosa en sangre baja, obligando a su consumo por algunas células particulares, en lugar de a las necesidades de energía interna de las células. La breve duración de insulina (unos minutos), demuestra que su función es resolver estados críticos de emergencia o de peligro. La insulina no es una hormona necesaria para permitir a las células a consumir glucosa, sino sólo una dispositivo para forzar su consumo rápido, a fin de reducir el nivel de glucosa en sangre cuando la dieta tiene exceso de hidratos de carbono, o cuando otras hormonas (principalmente adrenalina) la han elevado demasiado, y la actividad del cuerpo no ha sido capaz para dar cuenta para ello (un estrés no resuelto).

La causa de la confusión sobre la función de la insulina probablemente se debe a que se ha notado que la capacidad de las células musculares para consumir glucosa puede aumentarse con la influencia de la insulina, y esto probablemente ha llevado a la idea de que la insulina es necesaria para mantener la actividad muscular, y la idea se ha generalizado, extendiéndola a otras células, sin fundamento. Sin embargo, esto no es así. El principal combustible energético del músculo rojo y del corazón no es la glucosa sino los ácidos grasos, mientras que la glucosa es un combustible alternativo secundario (y especial para movimientos rápidos). Este error es sin duda una de las causas de la falta de comprensión de la diabetes. La explicación que aquí presentamos sugiere nuevas formas de lucha contra la diabetes, que explicamos en esta página web. Véase diabetes y metabolismo del ejercicio físico.

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5. Exceso de grasa

Líneas de Investigación

5. Obesidad, diabetes, hipertensión, y otros problemas por exceso de grasa corporal.

La obesidad, la diabetes de tipo 2, la hipertensión, y otros problemas de salud relacionados, como el síndrome metabólico, caracterizados, en general, por un exceso de grasa corporal, se habían relacionado con una dieta inadecuada —y particularmente con una dieta rica en grasa—, pero no se veía la forma de combatirlos. Los consejos tradicionales sobre reducir la ingesta de grasa han dado muy pobres resultados, pues lo más que se ha logrado es mantener la situación sin que se agravase, o reducir el progreso del problema, sin conseguir resolverlo.

    Nuestros estudios sobre el metabolismo energético muestran que el contenido de carbohidratos en lo que se ha considerado tradicionalmente una ‘dieta equilibrada’ es mucho mayor de las necesidades del metabolismo. Esto causa una secreción masiva y persistente de insulina que además de activar la síntesis de grasa y promover la síntesis de colesterol, provoca a su vez la aparición de otro punto débil en el metabolismo: el bloqueo de la transcripción de la piruvato carboxilasa que es la principal ruta anaplerótica del ciclo de Krebs en el hígado, lo que impide el funcionamiento normal de esta ruta, haciendo muy difícil el consumo de la grasa. Entonces se producen depósitos macroscópicos y microscópicos de grasa en el cuerpo, que originan un gran número de problemas de salud. Como esa dieta es muy mal aprovechada por el metabolismo, produce una sensación persistente de hambre que no puede resolverse aumentando el número de comidas, sino que esto agrava más el problema produciendo más acumulación de grasa y reduciendo aún más las posibilidades de consumirla. Para resolver el problema no basta con hacer una reducción drástica de la ingesta de hidratos de carbono (como han intentado algunos nutriólogos y dietistas), ya que eso no repara la incapacidad metabólica para gastar la grasa acumulada.

El ácido L-aspártico

El análisis de las distintas posibilidades metabólicas, nos sugirió que la vía de conversión de ácido L-aspártico en oxalacético podría ser la más indicada, ya que este aminoácido es el nutriente que tiene una relación más directa como cebador alternativo del ciclo de Krebs; el ácido oxalacético formado a partir del aspártico puede incorporarse directamente al ciclo recuperando su funcionamiento normal, permitiendo el uso energético del acetil-CoA, y por tanto de la grasa. De acuerdo con nuestras conclusiones, el ácido l-aspártico puede desbloquear el funcionamiento del ciclo de Krebs, y con ello la degradación de la grasa acumulada, haciendo que el organismo recupere el uso de la grasa como principal combustible energético. Así, el ácido L-aspártico puede actuar tanto como corrector de la intoxicación producida por el exceso de hidratos de carbono —y así contribuir a combatir la obesidad y la diabetes—, y para eliminar los depósitos microscópicos de grasa extracelular causantes de ateromas, hipertensión y otros problemas graves.

    Al igual que la glicina, el ácido L-aspártico es un nutriente (no un medicamento), y como tal está calificado en las leyes españolas y en las comunitarias europeas, como en todos los demás países; está igualmente bien demostrado que su ingesta en las dosis recomendadas en los protocolos del IMC carece de toxicidad ni tiene efecto secundario alguno, por lo que se puede tomar con regularidad sin ningún peligro, como complemento nutricional.

     La ingesta de ácido L-aspártico en las dosis precisas restablece el funcionamiento normal del metabolismo y permite que la grasa se consuma con normalidad. El suministro de energía queda ahora mejor garantizado que antes, incluso reduciendo la ingesta total, pues las reservas de grasa almacenada podrán ahora usarse eficazmente como combustible. Cuando, al cabo del tiempo se haya restablecido el funcionamiento normal del metabolismo, ya no será necesario seguir tomando ácido L-aspártico, siempre que la dieta no tenga un exceso de carbohidratos.

Publicaciones

Hemos comenzado a comunicar estos resultados a la comunidad científica mediante las correspondientes solicitudes de patentes en Estados Unidos y en la Unión Europea, y en varios congresos, y estamos preparando la correspondiente serie de artículos.

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Capítulo anterior: 4. Teoría de los puntos débiles del metabolismo – glicina y enfermedades degenerativas

Capítulo siguiente: 6. Cáncer

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16 Descubrimientos científicos

16. Descubrimientos científicos

Una lista exhaustiva de publicaciones y de comunicaciones en congresos es sin duda la parte más necesaria de un curriculum, y su fundamento; pero eso solo puede no dar una idea real de los avances que ha conseguido un investigador o un grupo de investigación. Esa lista debería ir siempre complementada con una explicación pormenorizada donde se indiquen expresamente los descubrimientos reales conseguidos, que es lo que constituyen realmente sus aportaciones, pues muchos artículos, incluso publicados en revistas de alto impacto, no describen auténticos nuevos descubrimientos que signifiquen un avance real en el conocimiento. Exponemos, pues, a continuación una explicación de los resultados más relevantes.

Diseño y organización del metabolismo

Esta es nuestra línea fundamental de investigación, sobre la que están basada nuestra actividad, y comprende, en general, cuatro formas de trabajo: (a) estudios teóricos de papel y lápiz sobre el diseño de rutas metabólicas y su control, y sobre el diseño de la estructura molecular; (b) simulaciones del funcionamiento de los sistemas metabólicos y de la estructura molecular con ordenador, usando en la mayor parte de los casos, programas específicos confeccionados por nosotros; (c) experimentos de laboratorio con modelos de experimentación animal y extractos de tejidos, muchos de cuyos métodos también han sido diseñados por nosotros; (d) finalmente, la aplicación de los resultados en programas de nutrición humana.

Teoría del diseño del metabolismo.—Nuestros resultados están abriendo un campo nuevo en la formalización de la Bioquímica colocando una ciencia que hasta nuestros trabajos había sido principalmente descriptiva, en un nivel de rigor y lógica matemática como las partes más formales de la Química y la Física. Nuestros resultados son pioneros en este campo, demostrando por primera vez que el diseño del metabolismo, y en consecuencia, el diseño de varios aspectos de la vida, tiene una razón de ser —no es un mero accidente congelado— y tiene una lógica matemática cuantificable, y muestran que la consecución del diseño celular ha sido un objetivo de optimización combinatoria llevado a cabo por selección natural. Hemos formulado las reglas químicas para la construcción de rutas metabólicas, que han tenido que operar en la evolución; hemos formulado las propiedades básicas de varias rutas metabólicas: el ciclo de las pentosas-fosfato, el ciclo de Calvin, el ciclo de Krebs, y la glicolisis, en forma de teoremas matemáticos con demostración analítica. Al estudiar la optimización de la estructura de la molécula de glucógeno hemos presentado por primera vez pruebas analíticas de la relación estructura-función en una biomolécula, y hemos demostrado su optimización evolutiva. Hemos descrito funciones de optimización del metabolismo, y hemos demostrado su validez experimentalmente. La teoría que estamos desarrollando explica también ciertas estructuras físicas de organización metabólica, como el channelling. Es importante destacar aquí el papel de las Matemáticas en la Biología: hasta nuestros trabajos, las Matemáticas se habían usado en el estudio de la Biología como una mera herramienta de cálculo (estadística, análisis, ecuaciones diferenciales, y poco más), muchas las veces para resolver problemas triviales, como determinar el tamaño medio de las conchas de los caracoles, o algo más complicados, como el estudio de estados estacionarios y el control metabólico, mediante cálculo diferencial e integración numérica etc, pero apenas sin pasar de ser un a instrumento de cálculo. Nuestros trabajos están demostrando la estructura matemática de la vida. A partir de ellos las Matemáticas se convierten en una propiedad de los seres vivos.

       Por otra parte, en este trabajo se deben usar métodos diferentes de cálculo, y en ese campo no hay límite prácticamente; debemos estar abiertos a todas las técnicas matemáticas disponibles. Hemos usado muchas técnicas matemáticas diferentes, según lo iba pidiendo el desarrollo de cada trabajo: desde la teoría de números y la optimización combinatoria, hasta la integración numérica para resolver sistemas de ecuaciones diferenciales sin solución explícita, pasando por el cálculo matricial y las técnicas para determinar la dimensión fractal.

(b) Estructura fractal del glucógeno.—Este resultado es un ejemplo de lo dicho en el apartado anterior. Hemos demostrado que la molécula de glucógeno con el diseño optimizado tiene estructura fractal; hemos demostrado que la molécula de glucógeno se fabrica en la célula con un algoritmo de construcción matemático que funciona en forma de ruta metabólica de transformación química. En las estructuras consideradas supuestamente fractales antes de nuestro trabajo (por ejemplo, la red capilar, la estructura alveolar de los pulmones, la estructura floral de las umbelíferas o la estructura arborescente de ciertas plantas) no se ha demostrado esta condición, y se supone que son fractales sólo por su apariencia, pero sin conocerse el algoritmo biológico de fabricación. Nuestros resultados significan la primera vez que se descubre una estructura biológica fractal real ?teniendo esa estructura un sentido biológico? donde la estructura fractal es una propiedad biológica, no sólo una forma matemática de describirla.

Control del metabolismo.—Hemos contribuido al desarrollo de la teoría del control metabólico (Control Analysis), y hemos diseñado un método para determinar los coeficientes de control de las rutas metabólicas, que hemos aplicado en el análisis de la glicolisis en varios tejidos y órganos de rata. Las próximas actuaciones en esta línea van a ser: el uso de esta herramienta para explorar la formulación de la teoría de la regulación del metabolismo; las aplicaciones de la teoría y de nuestro método experimental para investigar la capacidad de adaptación de diversas especies de peces a la vida en cautividad, con vistas a sus posibilidades para cultivarlas en granjas marinas; y el estudio del metabolismo en enfermedades degenerativas y en el cáncer.

Optimización del metabolismo energético.—Aparte del fenómeno de la optimización del diseño de rutas metabólicas comentado arriba, hemos investigado la capacidad de adaptación de la glicolisis, como ruta representativa del metabolismo energético, a diferentes nichos ecológicos y funciones fisiológicas que pueden demandarse de cada tejido, en diferentes situaciones. Nuestros resultados demuestran que el metabolismo energético del músculo tiene una gran capacidad de adaptación que supera en mucho su predisposición genética para desempeñar un determinado papel. Una de las consecuencias prácticas más interesantes que se derivan de este hecho es la capacidad de recuperación que pueden tener los deportistas (desconocida hasta ahora) para retornar a su estado de forma inicial, cuando un mal entrenamiento o una práctica inadecuada de su especialidad deportiva los ha estropeado. Hemos demostrado en animales de laboratorio que esos daños son reversibles y por tanto que se pueden recuperar, y hemos descrito la forma de hacerlo. Véase más abajo, el metabolismo del fútbol.

Optimización de las enzimas.—Esta línea fue iniciada y desarrollada por el Prof. Reinhart Heinrich, de la Universidad Humboldt, de Berlín. Nuestra colaboración con su grupo en esta línea ha dado ya como primer fruto un trabajo de carácter didáctico donde presentamos un caso sencillo, dirigido a los estudiantes de Bioquímica y Biofísica, para comprender la compleja teoría desarrollada por el Prof. Heinrich. Nuestra actuación en esta línea, en la actualidad, es la búsqueda de la razón teórica de la existencia de las isoenzimas, lo cual será también parte de la teoría general del metabolismo.

Teoría de la regulación del metabolismo

Una teoría completa del metabolismo debería incluir y explicar dos aspectos: su estructura química (el diseño estequiométrico de la ruta), y su funcionamiento. Nuestros resultados sobre la optimización de la estructura del metabolismo son una base firma para la primera parte—aunque, desde luego, queda aún mucha tarea por hacer, que puede estar llena de sorpresas. Pero debemos pensar ya en la segunda parte: la teoría del funcionamiento y regulación del metabolismo, sobre la cual tenemos ya los primeros resultados. Una de las aplicaciones más inmediatas de esta teoría ha sido proponer métodos para combatir ciertas enfermedades degenerativas y también es posible que esos resultados ayuden a comprender mejor el cáncer. A pesar de que apenas hemos empezado a desarrollar la teoría de este campo, hemos comenzado ya, con éxito sus aplicaciones. Véase El Proyecto del Instituto del Metabolismo Celular).

Tiempo de respuesta metabólica y su control

Hasta nuestros trabajos, los datos sobre el funcionamiento del metabolismo se referían a velocidades de reacción y concentraciones de metabolitos. Los aspectos temporales de esas transformaciones estaban prácticamente inexploradas. Sólo existían unos pocos artículos intentando desarrollar una teoría del tiempo de transición, entre los que merecen destacarse los trabajos de Easterby [1], y muy especialmente, el trabajo previo de Heinrich y Rapoport [2].

       En este campo, nosotros hemos contribuido a desarrollar la teoría del tiempo de transición y de su control metabólico y la práctica. Estos resultados dan una explicación molecular de las dos modalidades de movimiento que pueden tener los seres vivos (sprinter y corredor de fondo); explican la base metabólica de este aspecto de la biodiversidad en la ocupación de nichos ecológicos, y ofrecen aplicaciones sobre el diseño inteligente de entrenamientos para distintas especialidades deportivas, abriendo un campo nuevo en el estudio de la base metabólica de la optimización del rendimiento en el fútbol y otros deportes. Véase más abajo.

Simulación de procesos y estructuras metabólicas con ordenador. Estudios del metabolismo in silico.

La simulación del funcionamiento de sistemas complejos con el ordenador es una herramienta muy poderosa para investigar el comportamiento de sistemas complejos, y por tanto, una gran ayuda para el trabajo experimental y para comprobar conclusiones teóricas. Esta metodología ha sido habitual en nuestro trabajo, usando en ocasiones programas disponibles en el mercado, y en la mayor parte de los casos programas específicos confeccionados por nosotros mismos.

Nuevos métodos de estudio en la Investigación experimental sobre el metabolismo celular

Los primeros trabajos en la investigación del metabolismo que condujeron al descubrimiento de las rutas metabólicas por los grupos de Krebs, Wargurg, Szent.-Giorgyi, Embden y Meyerhoff, y otros grandes bioquímicos, se hicieron con extractos crudos de tejidos. Estos sistema experimentales, aunque muy rudimentarios, permitían observar el funcionamiento sistémico de las rutas, como órganos de transformación metabólica. Después, con el auge de la enzimología y el perfeccionamiento de técnicas sofisticadas para aislar y purificar enzimas, y para estudiar su cinética con mucha precisión, a partir de los años 1960, la investigación del metabolismo derivó hacia el estudio de reacciones de enzimas aisladas y de concentraciones de metabolitos intermediarios, abandonando prácticamente el análisis del comportamiento dinámico de las rutas completas, a pesar de que en ese campo quedaban aún muchas preguntas por contestar. A partir de los años 1980, sin embargo, la teoría del control de flujos que había sido formulada simultáneamente diez años antes por los grupos de Kacser [3] y Heinrich [4] (y que diez años después apenas había repercutido más que en el propio quehacer de esos dos grupos) se extendió con rapidez entre varios investigadores, volviendo a despertar el interés por el funcionamiento global de las rutas metabólicas. Varios grupos de investigación —entre ellos el nuestro— se interesaron por este planteamiento, aunque su influencia sobre el interés general de los bioquímicos fue escasa, a pesar de que su trabajo fue muy productivo. La bioquímica, obligada por una política científica desacertada y simultáneamente por una política editorial de las revistas igualmente desafortunada, basada en la mentalidad excesivamente experimentalista de la mayoría de las escuelas, fue derivando hacia la genética pasando de la tarea de confeccionar los mapas metabólicos que había tenido antes, a descifrar los mapas genómicos. Esta tendencia significaba —aunque pocos lo reconocían abiertamente— que la bioquímica se iba abandonando como tal para convertirse en poco más que una herramienta al servicio de la genética. Y así, permanecían sin contestarse muchas preguntas básicas sobre el funcionamiento de las rutas metabólicas.

       Nuestro grupo fue también pionero en la tarea de revitalizar el estudio global de las rutas metabólicas. A principios de los años 1980 pusimos a punto en nuestro laboratorio un sistema experimental muy complejo y laborioso que exigía una gran servidumbre experimental —y que tuvimos que desarrollar con muy pocos medios— que permitía estudiar la actividad total de la glicolisis. Habíamos concebido nuestros experimentos para estudiar varios aspectos de la regulación metabólica, pues pensábamos que el funcionamiento de un sistema tan complejo no se podría nunca conocer a partir del estudio de las propiedades de sus piezas aisladas. La pretensión de que la enzimología —y más, ahora, la genómica y la proteómica— fuesen capaces de responder a las preguntas sobre el funcionamiento global de sistemas complejos, es un enfoque muy reduccionista. La primera conclusión de nuestros primeros trabajos en esta línea fue que según había predicho la teoría del control, no existía una etapa limitante en la regulación de la glicolisis, que entonces se suponía que era la fosfofructoquinasa, sino que esta enzima compartía su control de la ruta con la hexoquinasa. Entonces vimos que la teoría del control de flujos metabólicos era la herramienta ideal para cuantificar estos efectos individualmente y decidimos entrar de lleno en ese campo, pues era la vía apropiada para formalizar nuestros experimentos y para interpretar debidamente los resultados. Desde entonces no hemos abandonado el estudio experimental de rutas metabólicas completas, que después de perfeccionar los sistemas experimentales para estudiar la glicolisis, hemos extendido al ciclo de las pentosas-fosfato, a la síntesis de glucógeno, y al ciclo de Krebs. Para ello hemos tenido que diseñar en todos los casos los métodos experimentales específicos necesarios, y así hemos podido ir resolviendo problemas que estaban pendientes sobre el funcionamiento del metabolismo y su regulación. En este campo, todos nuestros trabajos se han hecho usando métodos originales, varios de los cuales han constituido publicaciones específicas de carácter metodológico. Así hemos diseñado varios métodos para analizar la actividad global de la glicolisis, del ciclo de las pentosas, del ciclo de Krebs, coeficientes de control de flujos y coeficientes de control de tiempo de transición, aparte de métodos para determinar actividades enzimáticas individuales, y concentraciones de metabolitos intermediarios.

Paleometabolismo

Nuestros resultados teóricos sobre la optimización del diseño del metabolismo nos sugirieron la existencia de paleometabolismo. Denominamos así a rutas y estructuras metabólicas cuyo diseño no está optimizado, de acuerdo con los resultados del análisis teórico previo de la función de optimización que determina la relación estructura-función. Estas estructuras representan, por tanto, pasos intermedios en la evolución del metabolismo, en el camino de búsqueda de la solución óptima de un problema por selección natural. El paleometabolismo tiene el mismo sentido que las formas fósiles intermedias (los lost rings –eslabones perdidos– mencionados por Darwin). Nuestra teoría predice cómo deben ser este tipo de estructuras intermedias, y dónde podrían encontrarse con mayor probabilidad, que ha de ser, obviamente, en paleoespecies, es decir, en especies vivas actuales que se conservan sin haber cambiado desde hace muchos millones de años. Con la colaboración del Prof. Bermudo Meléndez, Catedrático de Paleontología de la Universidad Complutense de Madrid (1912-1999) revisamos las paleoespecies conocidas —algunas muy clásicas, como el coelacanto— descritas con anterioridad, y la ampliamos aún más, a fin de tener una relación de material donde podríamos estudiar el paleometabolismo [84], teniendo en cuenta que, la probabilidad de encontrar un determinado tipo de paleometabolismo en una paleoespecie depende también del nicho ecológico que ocupe, ya que cada estructura metabólica podrá haber estado sometida a mayor o menor presión de selección. Al llevar estas conclusiones teóricas al laboratorio, hemos encontrado varios casos de paleometabolismo. También pensamos que estos resultados sugieren una explicación del carácter selectivo de las extinciones masivas de grupos, tales como los dinosaurios, los ammonites, o los trilobites, pues un diseño poco optimizado de una estructura metabólica deja en inferioridad de condiciones a las especies que lo tienen, las cuales pueden ser incapaces de soportar cambios ambientales duros, o la competencia de otras especies con su metabolismo más optimizado. No es difícil, por otra parte, explicar que algunos representantes de un grupo que ha sufrido una extinción masiva hayan conseguido escapar del desastre y llegar hasta nuestros días, pues las paleoespecies son siempre unos pocos representantes de un grupo que en su tiempo fue muy numeroso, como los cocodrilos o el cangrejo de herradura, o representantes de grupos que nunca fueron importantes, como la lombriz de tierra. Los primeros podrían guardar información de la causa de las extinciones masivas, mientras que los segundos probablemente representen estructuras cuya pobre optimización no les permitió tener una radiación importante.

Filogenia

Las relaciones filogenéticas entre las distintas especies de seres vivos son un tema tan trascendente para la Biología como es la Tabla periódica para la Química. Los estudios tradicionales sobre filogenia, basados principalmente en caracteres morfológicos macroscópicos han demostrado tener problemas que no han podido resolverse por esos métodos, dejando una serie de cuestiones clásicas que parecen insolubles, como el origen monofilético o polifilético de los artrópodos y de los anélidos. Los métodos moleculares de secuencias de proteínas y ácidos nucleicos no pueden resolver estos problemas ya que son métodos estadísticos con un grado muy alto de incertidumbre cuando se trata de determinar hechos que ocurrieron en una época muy remota. Nosotros hemos desarrollado nuevos métodos basados en homologías metabólicas, las cuales no dependen de una frecuencia estadística sino que son decisiones del tipo de una vez para siempre. Nuestros resultados están resolviendo algunos de estos problemas y tenemos más resultados cuyas publicaciones estamos preparando en la actualidad.

Relaciones entre cinética y termodinámica—Diseño termodinámico del metabolismo

Hemos estudiado la relación entre la estructura cinética y termodinámica del metabolismo en la estructura de la glicolisis. Nuestros resultados contribuyen a aclarar el concepto de eficiencia termodinámica, un tema que siempre ha sido muy polémico y confuso, véase, por ejemplo, Cornish-Bowden [5], y muestran que como objetivo de la selección natural. Esto proporciona un criterio teórico para aplicaciones industriales en el diseño de sistemas que consumen energía.

       De acuerdo con nuestros resultados, los seres vivos pueden clasificarse por el nicho que ocupan en dos tipos básicos diferentes según sean sus condiciones de contorno: (a) afinidad química constante, y (b) flujo de entrada fijo. Esto determina dos objetivos diferentes de optimización, y puede incluso determinar diferentes tipos de diseño metabólico siendo causa de una bifurcación entre dos tipos posibles de nichos ecológicos que corresponden respectivamente a animales de vida libre, y animales fijos, parásitos, o domésticos que viven en cautividad. Los primeros han de optimizar el flujo de producción de ATP, mientras que los segundos deben optimizar el rendimiento energético. Estos resultados dan un sustento teórico a este aspecto de la diversidad ecológica, y pueden tener importantes aplicaciones prácticas, como dar un criterio para seleccionar las especies de peces y otros animales que se pueden adaptar mejor a la vida en cautividad, con vistas, por ejemplo, al desarrollo de granjas marinas.

Autocatálisis química

Hemos descubierto que la reacción química redox entre el Hg2+ y el Fe2+, que está descrita en los libros de Química de forma trivial (simplemente como Hg2+ + Fe2+ ® Hg+ + Fe3+) es mucho más compleja: se trata de una reacción autocatalítica, debido a una autocatálisis cinética, y en la que además se produce un coloide de mercurio metálico, que a su vez ejerce una acción de catálisis de superficie en la reacción. La existencia de este coloide es también una novedad, pues no se había descrito antes que el mercurio pudiese formar coloides estables en solución. Esta reacción podría ser la base para un plan general de descontaminación de mercurio en el agua, y en la actualidad la estamos usando para desarrollar varios experimentos demostrativos para la enseñanza práctica de la cinética química, y como ejemplo para la simulación de reacciones complejas con ordenador.

La teoría de los puntos débiles del metabolismo

Nuestros estudios sobre el análisis del diseño estructural del metabolismo han puesto de manifiesto la existencia de puntos débiles en el diseño. El metabolismo es una red cuyos nodos son enzimas o metabolitos que conectan diferentes ramas. Cuando el nodo es un metabolito libre —que es lo más frecuente— éste puede distribuirse libremente entre las rutas que derivan de él, y los flujos respectivos pueden adaptarse a las necesidades metabólicas de cada rama; pero si el nodo es una enzima (una reacción con dos productos que se integran en rutas diferentes), su actividad determina una reacción con estequiometría fija y puede haber conflicto de intereses entre las ramas derivadas para el uso de cada uno de los productos, cuando los flujos necesarios de cada rama no coinciden con la estequiometría determinada por la reacción del nodo. Estos diseños son puntos débiles del metabolismo porque pueden provocar deficiencias de actividad en una de las ramas por escasez de productos. Los puntos débiles no se descubren, pues, empíricamente, sino mediante el análisis matemático de la estequiometría de las rutas, y pueden luego confirmarse mediante simulaciones con ordenador y experimentos de laboratorio. Hemos descubierto varios de estos puntos en el mapa metabólico, entre los que destacaremos la síntesis de glicina, y el acoplamiento entre el ciclo de Krebs y la fosforilación oxidativa. Las consecuencias de estos puntos débiles pueden ser dramáticas porque condicionan fuertes restricciones metabólicas que pueden, a su vez, ser la causa de deficiencias que pueden ocasionar gran número de enfermedades degenerativas.

Los aminoácidos esenciales y el punto débil de la síntesis de glicina

La síntesis de glicina es una reacción de rotura de la serina que rinde dos productos diferentes: una molécula de glicina más una unidad C1 transportada por el tetrahidrofolato para otros procesos metabólicos. Puesto que esta reacción tiene una estequiometría fija, los flujos metabólicos para el uso de los dos productos deben ser iguales en principio (el metabolismo podría gastar más unidades C1 que glicina ya que hay una reacción de bypass que transforma ésta en aquélla, pero esta reacción es irreversible, de forma que no es posible lo contrario que sería lo realmente necesario, pues el metabolismo necesita mucha mayor cantidad de glicina que de unidades C1.

      Los primeros estudios sobre las rutas metabólicas mostraron que el metabolismo humano no disponía de las rutas de biosíntesis de todos ellos, de forma que los que no podía sintetizar debían ser obligatoriamente ingeridos en la dieta. Los primeros estudios en la primera mitad del siglo XX demostraron que había ocho aminoácidos esenciales: valina, leucina, isoleucina, treonina, metionina, lisina, fenilalanina y triptófano. Estos hechos se aceptaron sin discusión, concluyendo que esos ocho aminoácidos deberían estar obligatoriamente en la dieta en las cantidades precisas. Sin embargo, estudios posteriores fueron demostrando que había otros aminoácidos que, aunque el metabolismo humano podía fabricar, no era capaz de hacerlo en las cantidades necesarias, y así se fueron incorporando más a la lista; histidina, tirosina, cisteína, y finalmente la arginina, en 1990, como consecuencia de los trabajos de Luisa Raijman en la University of Southern California, en Los Angeles [6].

La glicina debe ser considerada un aminoácido esencial

La conclusión de nuestros resultados expuestos arriba es que la glicina debe añadirse a la lista de aminoácidos esenciales, ya que, aunque el metabolismo la puede fabricar, esta capacidad es muy inferior a lo que se requiere. Las necesidades metabólicas de glicina superan los 15 gramos diarios, mientras que la capacidad metabólica de su síntesis es menor de un gramo; por tanto, la dieta debe cubrir obligatoriamente este déficit, como el de cualquier aminoácido esencial. La glicina debe ser, pues, también considerada como un aminoácido esencial, y realmente el más esencial de todos, ya que se requiere mayor cantidad de ella en la dieta que la de cualquier otro. Sin embargo, una dieta normal sólo contiene entre 2 y 4 gramos de glicina; queda, pues un déficit diario de al menos 10 gramos que debe ser muy general en la población humana.

Enfermedades degenerativas

La carencia persistente de glicina a lo largo de los años conducirá inevitablemente a que varias rutas metabólicas trabajen en condiciones precarias por falta de material. El principal proceso afectado es la síntesis de colágeno, que gasta más del 90% de la glicina disponible. La síntesis deficiente de colágeno hace que su renovación no se haga debidamente, y de ahí pueden surgir muchos problemas de salud que estén relacionados con una debilidad del sistema mecánico del cuerpo. Así, muchas enfermedades consideradas tradicionalmente como degenerativas, tales como artrosis, osteoporosis, debilidad de articulaciones, propensión a lesiones físicas, roturas de huesos, esguinces de tobillos, etc, pueden ser más bien enfermedades carenciales, debidas a la escasez de glicina, de igual forma que el escorbuto, que tenía toda la apariencia de ser una enfermedad degenerativa resultó ser una enfermedad carencial debida a la falta de vitamina C.

       Aparte de los problemas relacionados con la estructura mecánica del cuerpo, la glicina se usa en muchos otros procesos metabólicos, para la síntesis de hemoglobina, de creatina, para la eliminación de colesterol, etc, y en principio, la carencia de glicina puede condicionar que todos estos procesos, o algunos de ellos no funcionen debidamente. La carencia de glicina puede, pues tener otras muchas repercusiones en la salud, todas ellas importantes, como anemia, debilidad muscular, distrofias musculares, exceso de colesterol, y muchas otras, las cuales podrían resolverse aumentando la ingesta diaria de glicina como complemento nutricional. En el IMC hemos llevado a la práctica esta conclusión en un programa experimental con un número importante de personas que se han prestado voluntariamente a ello. Dado que, siendo un aminoácido, la glicina es un nutriente, y que como tal está calificado en las leyes españolas y en las comunitarias europeas, como en todos los demás países, y que se ha demostrado abundantemente que su ingesta en las dosis recomendadas por nosotros no provoca ninguna toxicidad ni efecto secundario alguno, se puede tomar sin ningún peligro, con regularidad, como complemento nutricional, o como aditivo dietético.

       Los resultados obtenidos en el programa nutricional que hemos llevado a cabo en el IMC han demostrado que la ingesta diaria de glicina en las dosis calculadas contribuye a resolver y a prevenir los problemas mencionados. Hemos empezado a comunicar estos resultados a la comunidad científica mediante las correspondientes solicitudes de patentes en Estados Unidos y en la Unión Europea, en una Tesis doctoral y en varios congresos.

Obesidad, diabetes, hipertensión, y otros problemas debidos a la acumulación de la grasa corporal

La obesidad, la diabetes de tipo 2, la hipertensión, y otros problemas de salud relacionados, como el síndrome metabólico, caracterizados, en general, por un exceso de grasa corporal, se habían relacionado con una dieta inadecuada —y particularmente con una dieta rica en grasa—, pero no se veía la forma de combatirlos. Los consejos de los dietistas han dado muy pobres resultados, pues lo más que se ha logrado es mantener la situación sin que se agravase, o reducir el progreso de la enfermedad, sin conseguir eliminarla.

       Nuestros estudios sobre el metabolismo energético muestran que el contenido de carbohidratos en lo que se ha considerado tradicionalmente una ‘dieta equilibrada’ es mucho mayor de las necesidades del metabolismo. Esto causa una secreción masiva y persistente de insulina que además de activar la síntesis de grasa y de colesterol, provoca a su vez la aparición de otro punto débil en el metabolismo: el bloqueo de la transcripción de la piruvato carboxilasa que es la principal ruta anaplerótica del ciclo de Krebs, lo que impide el funcionamiento normal de esta ruta, haciendo muy difícil el consumo de la grasa. Entonces se producen depósitos macroscópicos y microscópicos de grasa en el cuerpo, que originan un gran número de problemas de salud. Como esa dieta es muy mal aprovechada por el metabolismo, produce una sensación persistente de hambre que no puede resolverse aumentando el número de comidas, sino que esto agrava más el problema produciendo más acumulación de grasa y reduciendo aún más las posibilidades de consumirla. Para resolver el problema no basta con hacer una reducción drástica de la ingesta de hidratos de carbono (como ya han intentado algunos nutriólogos y dietistas), ya que eso no repara la incapacidad metabólica para gastar la grasa acumulada.

El ácido Laspártico

El análisis de las distintas posibilidades metabólicas, nos sugirió que la vía de conversión de ácido l-aspártico en oxalacético podría ser la más indicada, ya que este aminoácido es el nutriente que tiene una relación más directa como cebador alternativo del ciclo de Krebs; el ácido oxalacético formado a partir del aspártico puede incorporarse directamente al ciclo recuperando su funcionamiento normal, permitiendo el uso energético del acetil-CoA, y por tanto de la grasa. De acuerdo con nuestras conclusiones, el ácido l-aspártico puede desbloquear el funcionamiento del ciclo de Krebs, y con ello la degradación de la grasa acumulada, haciendo que el organismo recupere el uso de la grasa como principal combustible energético. Así, el ácido l-aspártico puede actuar tanto como corrector de la intoxicación producida por el exceso de hidratos de carbono —y así contribuir a combatir la obesidad y la diabetes, como se pretendía hacer con la dieta específica que se recomienda a los diabéticos—, y para eliminar los depósitos microscópicos de grasa extracelular causantes de ateromas, hipertensión y otros problemas graves.

       Al igual que la glicina, el ácido L-aspártico es un nutriente (no un medicamento), y como tal está calificado en las leyes españolas y en las comunitarias europeas, como en todos los demás países; está igualmente bien demostrado que su ingesta en las dosis recomendadas en los protocolos del IMC carece de toxicidad ni tiene efecto secundario alguno, por lo que se puede tomar con regularidad sin ningún peligro, como complemento nutricional.

      La ingesta de ácido L-aspártico en las dosis precisas restablece el funcionamiento normal del metabolismo y permite que la grasa se consuma con normalidad. El suministro de energía queda ahora mejor garantizado que antes, incluso reduciendo la ingesta total, pues las reservas de grasa almacenada podrán ahora usarse eficazmente como combustible. Cuando, al cabo del tiempo se haya restablecido el funcionamiento normal del metabolismo, ya no será necesario seguir tomando ácido l-aspártico, siempre que la dieta no tenga unn exceso de carbohidratos.

       Hemos comenzado a comunicar estos resultados a la comunidad científica mediante las correspondientes solicitudes de patentes en Estados Unidos y en la Unión Europea, y en varios congresos.

Optimización del rendimiento deportivo

El metabolismo del fútbol.—Los resultados de nuestra investigación sobre el tiempo de respuesta metabólica y sobre el diseño de la glicolisis son de aplicación práctica inmediata para mejorar sustancialmente el rendimiento de los deportistas—especialmente para la práctica del fútbol. Aunque nuestros resultados son igualmente aplicables a cualquier deporte, el fútbol es posiblemente el más idóneo para ponerlos en práctica ya a que se juega con un equipo grande, de once jugadores, con los que deben cubrirse especialidades diferentes que abarcan la gama completa de posibilidades metabólicas, para hacer entre todos una labor conjunta.

       Cada deportista tiene una constitución física específica específica, más apta para la carrera larga y prolongada exenta de fatiga (soportada por el metabolismo aeróbico), o corta y rápida (soportada por el metabolismo anaeróbico), y debe ser clasificado con arreglo a este criterio, de la misma forma que se clasifican las cuerdas de los cantantes en tenor, barítono y bajo. Debe usarse este criterio para asignarle su demarcación óptima en el campo, (como se reparten los papeles entre los cantantes en el reparto de una ópera), aparte de la habilidad o talento específicos que tenga para desempeñar un puesto concreto. Sin embargo, este criterio no se tiene en cuenta para determinar la demarcación de los jugadores, sino que los entrenadores lo hacen de una forma intuitiva, el papel de cada jugador en el equipo según la habilidad que tenga para el ataque, o para la defensa. A veces se acierta y coinciden ambas cualidades, pero no se tienen en cuenta las posibilidades bioquímicas, muchas veces se cometen errores que conducen al pobre rendimiento de jugadores que podrían ser muy buenos en otra demarcación. Finalmente, cada tipo de constitución requiere una preparación física, y un entrenamiento específicos, a fin de desarrollar al máximo las posibilidades de cada una. Nuestra investigación sobre la optimización del metabolismo ha demostrado que estos dos tipos de constitución son opuestos y están incluidos en una función de optimización única. Esto significa que el desarrollo de una de estas posibilidades implica la disminución de la otra. Si a cada uno se le desarrolla su capacidad natural se mejora su rendimiento, pero si la preparación física a la que se somete un deportista es la que corresponde a la constitución opuesta, entonces esto produce inevitablemente el deterioro de una capacidad excepcional y puede, por ejemplo, convertir a un delantero genial en un centrocampista corriente, sin facultades especiales, aparte de su propia habilidad y técnica.

       Sin embargo, lo que se observa viendo los entrenamientos y los ejercicios de preparación física de los jugadores de fútbol, y lo que puede leerse en la literatura sobre las técnicas de preparación física de los jugadores profesionales de fútbol, demuestra que estas consideraciones no se están teniendo en cuenta, en absoluto. En general se piensa que el principal objetivo de la preparación física es conseguir evitar la fatiga de los deportistas —es decir, hacerlos más aeróbicos,, evitar que produzcan ácido láctico—, pero generalizar esta práctica es un error, pues esta condición sólo es válida para los jugadores aeróbicos que deben corrier mucho tiempo por todo el campo, mientras que los delanteros (anaeróbicos) deben preservar su esfuerzo para los momentos clave, cuando tienen que intervenir para resolver una situación. Nuestros resultados prueban esto y nuestras observaciones sobre el acontecer del historial deportivo de jugadores geniales que se estropean en plena juventud, confirma que esto ha ocurrido muchas veces, por desgracia, con grandes deportistas.

Recuperación de jugadores estropeados.—Nuestros resultados también demuestran que los jugadores estropeados (especialmente los delanteros, que son las principales víctimas) debido a un entrenamiento físico inadecuado y a designarles una demarcación contraria a sus posibilidades metabólicas, pueden recuperarse mediante ejercicios físicos adecuados. La práctica de estos protocolos podrá hacer que muchos deportistas que estaban demostrando un rendimiento muy bajo en el campo, en comparación con lo que hacían en sus mejores tiempos, y que estaban, en consecuencia, virtualmente apartados del equipo, o incluso habían abandonado su carrera en plena juventud, puedan volver a rendir como lo hacían años atrás.

       Hemos desarrollado métodos no invasivos, para determinar la constitución física de cada deportista—y así saber en qué demarcación será más alto su rendimiento, y disponemos de métodos bioquímicos para evaluar el progreso de la adecuación metabólica al trabajo que se le ha encomendado en el campo, así como para hacer un seguimiento de su recuperación.

Enseñanza de la Ciencia

La actividad investigadora no nos priva de un interés especial en la enseñanza, y de nuestro afán por diseñar tratamientos teóricos y experimentos sencillos, para demostrar a los estudiantes los conceptos básicos de fenómenos complejos. La idea de esta línea es la búsqueda de experimentos demostrativos de las ideas básicas de la Ciencia (Bioquímica, Biofísica, etc), con fines didácticos. Algunos trabajos se derivan de resultados previos de nuestra investigación, pero, en principio, cualquier fenómeno complicado y poco intuitivo de la Ciencia que sea difícil de comprender puede ser un tema apropiado para esta línea. Esta línea es, en principio, esencialmente experimental, y también incluye la elaboración de programas de ordenador para simular reacciones químicas y procesos metabólicos. Hemos publicado estos trabajos en la revista Biochemical Education, (ahora Biochemistry and Molecular Biology Education), dedicada específicamente a la enseñanza, y tenemos varios más en preparación.

 Otros proyectos de investigación de interés industrial

Otros resultados de nuestra investigación ofrecen una amplia gama de posibilidades para el desarrollo industrial en varios campos, algunos de los cuales—además de los ya citados— son: la selección de especies de peces para cultivos marinos; el diseño de una composición de piensos para peces en granjas marinas y animales domésticos, en general; la aplicación del concepto de entropía como índice del desarrollo socioeconómico; la mejora de la calidad del yogur y de otros alimentos; un procedimiento para controlar la continuidad de la cadena del frío en la conservación y transporte de alimentos.

Referencias

[1] Easterby, J. S. (1981) A generalized theory of the transition time for sequential enzyme reactions Biochem. J. 199, 155-161

[2] Heinrich, R. & Rapoport, T. A. (1975) Mathematical analysis of multienzyme systems. II. Steady state and transient control. Biosystems 7, 130-136.

[3] Kacser,H. & Burns, J. A. (1973) The control of flux. Symposium of the Society for Experimental Biology 27, 65-104. Véase también: Cornish-Bowden, A. (1998-2006) http://bip.cnrs-mrs.fr/bip10/fellobit.htm.

[4] Heinrich, R. & Rapoport, T. A. (1974) A linear steady-state treatment of enzymatic chains. General properties, control and effector strength. European Journal of Biochemistry 42, 89-95. Véase también: Kirschner, M. W. (2006) Obituary: Reinhart Heinrich (1946-2006). Nature 444, 700.

[5] Cornish-Bowden, A. (1983) Metabolic efficiency: is it a useful concept? Biochemical Society Transactions 11, 44-45.

[6] Cheung, C. W., Cohen, N. S. & Raijman, L. (1989). Channelling of urea cycle intermediates in situ in permeabilized hepatocytes. Journal of Biological Chemistry, 264, 4038-4044.

 

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Curriculum del Prof. Meléndez-Hevia

Instituto del Metabolismo Celular

 

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5 Fuentes de colesterol

5. Fuentes del colesterol endógeno – Efecto de dietas ricas en hidratos de carbono

La síntesis de colesterol, igual que la de ácidos grasos, ocurre en el citoplasma celular, a partir del intermediario metabólico acetil-CoA. El acetil-CoA procede principalmente de la degradación de hidratos de carbono y de ácidos grasos, y se produce en las mitocondrias donde se consume como principal intermediario energético. Pero este intermediario no se puede consumir independientemente sino que para ello se tiene que combinar con otro: oxalacetato. El oxalacetato se regenera en la ruta de consumo de acetil-CoA originando una ruta cíclica: el ciclo de Krebs, que es la ruta central del metabolismo energético. Sin embargo, no todo el oxalacetato que entra en el ciclo se recupera porque algunos productos intermedios de esta ruta se usan para otros propósitos (síntesis de aminoácidos, hemoglobina, citocromos y otros). Este drenaje perjudica la regeneración del oxalacetato mermando la capacidad del ciclo.

 Figura 7. Cetogénesis: síntesis de cuerpos cetónicos cuando el ciclo de Krebs no puede dar cuenta de todo el acetil-CoA producido en la oxidación de ácidos grasos, por haber escasez de oxalacético debido a la falta de precursores anapleróticos. El ácido aspártico principio activo de nuestro producto Asparbolic resuelve este problema como fuente anaplerótica. 

Este drenaje se compensa con varias rutas metabólicas que producen oxalacetato directamente; este proceso de recuperación se denomina anaplerosis o cebadura (del griego rellenar o cebar). Para que el ciclo de Krebs funcione correctamente tienen que estar funcionando muy bien las rutas anapleróticas a fin de compensar su drenaje. Cuando éstas no funcionan bien, normalmente por escasez de precursores metabólicos de oxalacetato, la producción de acetil-CoA es superior a la capacidad para consumirlo, y el metabolismo acude a sistemas de aliviadero de acetil-CoA para evitar que se acumule este intermediario, convirtiéndolo en otros productos que se exportan a otros tejidos que puedan consumirlos.

Síntesis de cuerpos cetónicos: Cetogénesis.  Si procede de la degradación de ácidos grasos, el exceso de acetil-CoA se convierte en las mitocondrias en cuerpos cetónicos (acetoacetato, bhidroxibutirato y acetona). El hígado es el principal productor de cuerpos cetónicos y si este problema es agudo puede ocasionar cetosis (figura 7).

Síntesis de colesterol. Si procede de la degradación de hidratos de carbono, el exceso de acetil-CoA se saca de la mitocondria al citoplasma donde se convierte en ácidos grasos y en colesterol (figura 8). En el citoplasma, la síntesis de colesterol actúa como aliviadero de acetil-CoA, y así, un motivo de la síntesis intensiva de colesterol es un exceso de hidratos de carbono en la dieta. Este efecto explica que en muchos casos la obesidad producida por exceso de síntesis de ácidos grasos vaya acompañada del exceso de colesterol. Además, la síntesis de colesterol como aliviadero del acetil-CoA citoplásmico se comprueba en los diabéticos, donde al haber una disminución de la síntesis de ácidos grasos debida al deficiente efecto de la insulina, aumenta la síntesis de colesterol al desviar el uso del acetil-CoA por esa ruta [1].

   El hígado debe fabricar colesterol en su justa medida, y para esta función el citoplasma demandará el acetil-CoA que necesite, pero hay que evitar su síntesis masiva, para lo cual no hay que forzar su salida de las mitocondrias al citoplasma, lo cual se produce inevitablemente cuando hay exceso de hidratos de carbono en la dieta. Por tanto, una causa importante del exceso de colesterol es la abundancia de hidratos de carbono de la dieta, y una forma de evitarlo es reducirlos.

Figura 8. Síntesis de ácidos grasos y colesterol cuando el ciclo de Krebs no puede absorber todo el acetil-CoA procedente de la degradación de hidratos de carbono.

Fuentes de rutas anapleróticas – Asparbolic

Durante mucho tiempo se ha creído que la glucosa, como fuente de oxalacetato a través de piruvato, era el principal material anaplerótico (véase la figura 8), y que por tanto los hidratos de carbono podrían favorecer el uso de ácidos grasos como combustibles. Esta suposición, sin embargo, no estaba bien soportada por estudios nutricionales, que relacionaban una dieta baja en hidratos de carbono con disminución de obesidad y de colesterol [2]. Finalmente, la cuestión quedó resuelta en los años 1990, con estudios bioquímicos que demostraron que el exceso de hidratos de carbono no sólo no favorece la degradación de ácidos grasos sino que produce el efecto contrario. El bajo consumo metabólico de grasa no se debe al contenido calórico de la dieta, sino que la glucosa no es un buen precursor anaplerótico por dos motivos:

     1. La insulina, cuya secreción se estimula con una dieta rica en carbohidratos, reduce fuertemente la actividad de la piruvato carboxilasa, enzima anaplerótica a partir de piruvato en el hígado, al bloquear la expresión del gen que codifica su síntesis [3]. Además, la insulina y la glucosa también promueven la lipogénesis (síntesis de ácidos grasos), que es la causa primaria de la obesidad y del síndrome metabólico.

     2. la enzima piruvato carboxilasa, que se había supuesto su principal ruta anaplerótica (a partir de la glucosa) tiene poca actividad en el corazón y muy poca o ninguna en el músculo (principales consumidores de ácidos grasos como combustibles energéticos, por lo que no puede atender esta necesidad [4].

     Por el contrario, varios estudios en los años 1960-1970 [5,6] habían sugerido que el ácido aspártico (uno de los veinte aminoácidos constituyentes de las proteínas, y, a su vez, un importante intermediario metabólico para la síntesis de otros productos) podría ser un importante precursor anaplerótico en músculo y corazón. Sin embargo, desde entonces no se había insistido en demostrar este efecto. Como tantas otras veces, aquellos resultados parecían haberse quedado en el olvido, pues la investigación sobre la obesidad, el exceso de colesterol y, en general, el síndrome metabólico, buscaban otras causas.

     En nuestra investigación sobre el metabolismo, primero en la Universidad de La Laguna y luego en el Instituto del Metabolismo Celular, hemos estudiado origen evolutivo del ciclo de Krebs y su funcionamiento [7] y posteriormente, hemos demostrado el papel preponderante del ácido aspártico como principal precursor anaplerótico [8-10].

       Basándonos en estos resultados de nuestra investigación hemos diseñado en el Instituto del Metabolismo Celular el complemento nutricional Asparbolic basado en ácido aspártico. Su uso en las dosis adecuadas, combinado con el sistema de alimentación que recomendamos, ha demostrado tener una gran eficacia para combatir y evitar el exceso de colesterol. En esta sección está explicado el fundamento científico de este producto y de las recomendaciones dietéticas. Puede verse más información en las secciones Asparbolic, Síndrome metabólico, Obesidad y Diabetes.

Referencias

1. Hotta, S., Hill, R. & Chaikoff, I. L. (1954) Mechanism of increased hepatic cholesterogenesis in diabetes: its relation to carbohydrate utilization. Journal of Biological Chemistry, 206, 835-844.
2. Nordmann,  A. J., Nordmann, A., Briel, M., Keller, U., Yancy, W. S. Jr, Brehm,  B. J. & Bucher, H. C. (2006) Effects of low-carbohydrate vs low-fat diets on weight loss and cardiovascular risk factors. a meta-analysis of randomized controlled trials. Archives of Internal Medicine, 166, 285-293.
3. Jitrapakdee, S. & Wallace, J. C. (1999) Structure, function and regulation of pyruvate carboxylase. Biochemical Journal 340, 1-16.
 4. Jitrapakdee, S., Booker, G. W., Cassady, A. I. & Wallace, J. C. (1996) Cloning, sequencing and expression of rat liver pyruvate carboxylase. Biochemical Journal, 316, 631-637.
 5. Bowman, R. H. (1966) Effects of diabetes, fatty acids, and ketone bodies on tricarboxylic acid cycle metabolism in the perfused rat heart. Journal of Biological Chemistry, 241, 3041-3048.
 6. Randle, P. J., England, P. J. & Denton, R. M. (1970) Control of the Tricarboxylate Cycle and its Interactions with Glycolysis during Acetate Utilization in Rat Heart. Biochemical Journal, 117, 677-695.
 7. Meléndez-Hevia, E., Waddell, T. G. & Cascante, M. (1996) The puzzle of the Krebs citric acid cycle: assembling the pieces of chemically feasible reactions, and opportunism in the design of metabolic pathways during evolution. Journal of Molecular Evolution, 43, 293-303.
8. Pardo, M. R., Meléndez Morales, D. & Meléndez Hevia, E. (2004) Actividad del ciclo de Krebs en mitocondrias aisladas de músculo rojo: discriminación de la actividad del sustrato y del cebador. XXVII Congreso de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular. Lérida, 12-15 Septiembre.
9. Pardo, M. R., Meléndez-Morales, D. & Meléndez Hevia, E. (2004) Krebs cycle activity in red-fibres skeletal-muscle mitochondria: a method that allows to quantify the role of a given compound as substrate or feeder. 3rd Portuguese-Spanish Biophysics Congress. Lisboa, October 29 – November 1, 2004.
10. Meléndez-Hevia, E., Meléndez Morales, D., de Paz Lugo, P., Pardo, M. R & Montero Gómez, N. (2006) The weak points in metabolism: causes consequences in the emergence of degenerative diseases, and its treatment by means of nutritional supplements. II International Symposium on Biochemistry and Molecular Biology. – 27th Latin American Congress on Chemistry. – 6th International Congress on Chemistry and Chemical Engineering. La Habana, Cuba, 16-20 Octubre.================================

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4 Síntesis de colesterol

4. Síntesis metabólica de colesterol

La mayor parte del colesterol que tenemos en el cuerpo no procede de la dieta sino de su síntesis endógena. El metabolismo humano, como el de todos los animales sintetiza colesterol. Una persona normal (no obesa ni diabética) sintetiza diariamente entre 9 y 13 mg por kg de masa corporal. Así una persona de 70 kg sintetiza entre 630 y 900 mg de colesterol diariamente. Esta síntesis se hace en varios órganos y tejidos, pero el principal es el hígado que da cuenta del 50-75%% de la producción. Le sigue la corteza adrenal y las glándulas sexuales (10-22%), el intestino (7-18%), las células plasmáticas (5%), y los pulmones (3%); otros órganos y tejidos como la piel, riñones, cerebro, músculo y adiposo, tienen una participación mínima (entre 0,2 y 1%).

     La ruta de síntesis de colesterol es una de las más largas y complejas del metabolismo. El proceso, igual en todos los tejidos y en todos los animales, tiene veinte pasos, con la participación de muchas enzimas y proteínas diferentes (figura 6), y multitud de procesos reguladores y transporte de productos por el citoplasma, por las membranas internas de la célula y por los compartimentos intracelulares (retículo endoplásmico y aparto de Golgi).

 Figura 5. Parte del mapa metabólico con la ruta de la síntesis de colesterol y otros derivados desde acetil-CoA. El proceso completo tiene más de veinte pasos y está regulado en varios puntos, principalmente en la enzima HMG reductasa (HMGR), la primera de su ruta específica (indicada con una flecha violeta, arriba a la izquierda.

Regulación de la síntesis de colesterol

Este es el punto más importante que debemos considerar aquí, ya que la mayor parte del colesterol que tenemos en el cuerpo—y la causa de su exceso—no procede del colesterol de la dieta sino de su síntesis endógena. Por tanto, la mejor forma de evitar el exceso de colesterol es comprender bien los mecanismos reguladores que operan sobre su síntesis, especialmente en el hígado, para actuar sobre ellos.

Regulación de la actividad de la enzima HMG reductasa

La síntesis metabólica de la mayor parte de los productos se regula mediante un mecanismo cibernético de control negativo o retroalimentación (feed-back), similar al que produce el flotador de un depósito de agua, que al alcanzar un cierto nivel cierra el conducto de alimentación. En muchas rutas metabólicas el producto final inhibe la actividad de la enzima que cataliza el primer paso, como muestra la figura 6.

     Este mecanismo general de regulación también funciona, en cierto sentido, en la síntesis de colesterol. Sin embargo, aquí es mucho más complejo, y en parte muy diferente, debido a que la ruta de síntesis de colesterol ocurre en la fracción soluble de la célula, y el  colesterol, producto final, es muy insoluble. Estas características complican mucho su regulación y su transporte. El punto principal de regulación es la enzima HMG CoA reductasa (HMGR), primera enzima de la cadena de síntesis. Esta enzima se regula mediante mecanismos que operan sobre su actividad y sobre su cantidad.

 

Figura 6. Mecanismo de inhibición feed-back (retroalimentación). El producto P que se va a usar para diversas funciones se produce mediante una cadena de reacciones a partir del precursor X a través de una cadena de intermediarios S1, S2,… Este producto interacciona con la primera enzima de la cadena (o con una de las primeras) inhibiendo su actividad. De esta forma se evita que se produzca P en exceso, y se permite el uso del precursor X para otras funciones. En la síntesis de colesterol este mecanismo también funciona, pero es mucho más complejo, pues en él interviene en mayor medida el colesterol procedente de la dieta.

La enzima HMGR está integrada en la membrana intracelular del retículo endoplásmico, con la parte catalítica en contacto con la fracción citoplásmica soluble, donde ocurre la reacción, y una parte embebida en la membrana, donde interacciona con las proteínas reguladoras y con las lipoproteínas. La mayor parte del colesterol sintetizado es recogido in situ por las lipoproteínas LDL y VLDL, que también se fabrican en el hígado, y el complejo resultante se transporta al interior del retículo endoplásmico, de donde pasa al aparato de Golgi para ser exportado a la sangre. Otra fracción se une a la proteína reguladora intracelular SREBP (sterol regulatory element-binding protein), y el complejo resultante pasa al interior del retículo donde interacciona con la HMGR inhibiendo su actividad. Además la SREBP también interacciona con el aparato genético regulando la síntesis de la enzima (véase más abajo).

Control de la síntesis por el colesterol de la dieta

Sin embargo, el mecanismo de control negativo endógeno, descrito arriba, para frenar la actividad de la HMGR y en consecuencia, la síntesis de colesterol, basado en la cantidad de colesterol que se ha producido, no es del todo eficaz pues no puede detener por completo el proceso, y necesita un mecanismo adicional. Este segundo mecanismo viene gobernado por el colesterol de la dieta y es mucho más eficaz que el primero, pues él solo llega a controlar el 100% del proceso. En efecto, si se suprime el colesterol de la dieta la síntesis de colesterol continúa descontrolada y se sigue produciendo colesterol hasta niveles altos, mientras que si la dieta tiene suficiente colesterol (0,5% de su composición total) su síntesis de detiene totalmente. Varios experimentos han demostrado que en el hígado de ratas alimentadas durante 8 días con una dieta enteramente carente de colesterol se produjo una síntesis de colesterol mucho más alta que el de las ratas control alimentadas con una dieta baja en colesterol, mientras que con un contenido en la dieta de 0,5% de colesterol durante ocho días, la síntesis se detuvo por completo [1]. Los autores de este trabajo hacen notar que sus resultados refutan el consejo de evitar el colesterol  en la dieta (son resultados publicados en 1953, y reiteradamente comprobados con posterioridad). Este mecanismo de control por la dieta obedece a razones obvias de economía, y funciona también en otros procesos, como la síntesis de ácidos grasos, de aminoácidos, y de glucosa.

     Los datos obtenidos de primates pueden ser más representativos para aplicarlos a la especie humana. Los experimentos con el “mono ardilla” (Samiri oerstedii) de América central mostraron que un contenido de colesterol en la dieta moderado o relativamente alto (0,5-1%) produjo un descenso de síntesis de colesterol del 78,7%, frente al control con un contenido bajo de colesterol (0,04 mg/g) en la dieta. Esta reducción ocurrió principalmente en la síntesis hepática (96%); en otros tejidos hubo una reducción de 25-30%. Sin embargo, en el ovario, cuya contribución al total es muy pequeña (<2%) subió un 245% (llegando al 2,1% de la producción total). A pesar de que este cambio es poco significativo para la totalidad del colesterol sintetizado, es interesante, pues muestra que el ovario tiene su propio mecanismo regulador, con independencia del total: al disponer de menos colesterol para sintetizar las hormonas sexuales, aumenta su producción propia para atender a su demanda particular [2].

     Es importante indicar aquí que los ácidos grasos insaturados y poliinsaturados de la dieta también intervienen en el control de la síntesis de colesterol produciendo un efecto sinérgico con el colesterol de la dieta (véase más abajo).

     El mecanismo del papel regulador del colesterol de la dieta se conoce bien: en realidad, el colesterol que interacciona con la HMGR, y la inhibe, no es propiamente el colesterol que se ha sintetizado en esta ruta sino el que está unido a las lipoproteínas o la proteína reguladora SREBP que llegan a interaccionar con ella. Estas lipoproteínas son: las LDL que contienen el colesterol que se ha sintetizado in situ; las HDL que contienen el colesterol procedente de los tejidos, y el que van recogiendo de sus depósitos en las arterias, y los remanentes de quilomicrones (CMR) que contienen el colesterol de la dieta [3-5]. La diferencia entre ellas es que el hígado absorbe los CMR con mayor preferencia que las HDL y LDL, y también el colesterol que transportan los CMR se disocia mejor que el de las otras partículas para interaccionar con la HMGR e inhibirla [6-9]. Por tanto, el inhibidor más potente de la síntesis de colesterol es el que se transporta por los CMR, todo el cual procede de la dieta [10,11]. La conclusión general de estos mecanismos es que el colesterol de la dieta es el principal regulador de la síntesis endógena de colesterol, y la forma más eficaz (tomado con moderación) de evitar su exceso [10]. Este efecto se ha demostrado directamente en el laboratorio con remanentes de quilomicrones (CMR) preparados al efecto [11].

Control positivo de la síntesis de colesterol y regulación de la síntesis de las enzimas

Como ocurre en muchos otros procesos metabólicos, además del control negativo que frena la síntesis de colesterol inhibiendo la actividad de la HMGR, también hay un control sobre la cantidad de la enzima disponible. Este control puede ser negativo (frenando la síntesis de la enzima) o positivo (activándola).

     Hay, al menos, dos tipos de mecanismos que operan en este sentido: cuando los niveles de colesterol son bajos la proteína reguladora SREBP, en lugar de interaccionar con la enzima HMGR para frenar su actividad, migra al núcleo e interacciona con el DNA (o ADN) y estimula la actividad de los genes que codifican las enzimas para la biosíntesis de colesterol, incluida la síntesis de las lipoproteínas que lo van a exportar (LDL y VLDL).

Regulación hormonal

También hay un control positivo regulado por la hipófisis: Las ratas a las que se ha extirpado la hipófisis pierden prácticamente toda la capacidad de sintetizar colesterol [12].  Sin embargo, a pesar de su evidente interés, este mecanismo, descubierto hace casi sesenta años, y mediado, sin duda, por hormonas hipofisarias, apenas se ha estudiado con posterioridad, ni para confirmarlo ni para rebatirlo. La insulina también parece intervenir en esta regulación, pero no se ha aclarado su función en este sentido.

     La síntesis de las enzimas responsables de la síntesis de ácidos grasos (lipogénesis) y de la síntesis de colesterol está controlada por las proteínas reguladoras SREBP: La SREBP-1c activa la transcripción de los genes lipogénicos, responsables de las enzimas que sintetizan los ácidos grasos (principalmente en el hígado); la SREBP-2 activa los genes de la síntesis de colesterol; y el factor SREBP-1a activa los dos tipos. Los ácidos grasos poliinsaturados de la dieta (w-3) y (w-6), reducen la SREBP-1c y aceleran la degradación de los mRNA correspondientes (las moléculas que llevan el mensaje genético para la síntesis de las enzimas). Este efecto no lo hacen los ácidos grasos saturados ni los insaturados (w-9). Por otra parte, la insulina y los carbohidratos también activan la actividad de estos genes [13], de manera que una dieta rica en carbohidratos (que activa la secreción de insulina) aumenta la síntesis de colesterol. Veremos más detalles de este efecto más abajo.

Efecto sobre el control de la síntesis de colesterol por los ácidos grasos de la dieta

Los ácidos grasos poliinsaturados reducen la síntesis y la absorción de colesterol

Los ácidos grasos insaturados de la dieta contribuyen eficazmente a reducir la síntesis endógena de colesterol, así como la de ácidos grasos (lipogénesis), la síntesis y secreción de las lipoproteínas LDL y VLDL, y también contribuyen a eliminar el colesterol depositado en las placas ateroscleróticas. El ácido oleico (w-9), abundante en el aceite de oliva, ha demostrado ser un potente inhibidor tanto de la síntesis de colesterol como de la lipogénesis al reducir la actividad de la acetil-CoA carboxilasa (primera enzima de la ruta de síntesis de ácidos grasos) en un 80% [14]. Otros ácidos grasos poliinsaturados también han demostrado ser muy efectivos: linoleico (w-6, w-9) y linolénico (w-3, w-6, w-9). Los aceites vegetales y el pescado azul son fuentes muy ricas de estos ácidos grasos.

     El aceite de oliva contiene 75% de ácido oleico y 10% de linoleico; el aceite de maíz tiene 25% de oleico y 58% de linoleico; el pescado azul (que durante mucho tiempo se aconsejó evitarlo) es especialmente rico en linolénico. La incorporación a la dieta de estos productos ha demostrado muy buenos resultados para evitar y combatir el exceso de colesterol y la obesidad en modelos experimentales y en poblaciones humanas [15-19]. Al estudiar este efecto con más detalle, se vio que los remanentes de quilomicrones preparados en el laboratorio con ácidos grasos procedentes de pescado azul disminuyeron en un 50% la expresión del gen responsable de la liberación de colesterol en hepatocitos de rata [20,21].

     Además de estos efectos beneficiosos de los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados de los aceites vegetales y el pescado azul de la dieta reduciendo la síntesis y la liberación de colesterol en el hígado, experimentos realizados con dos especies de monos con distinta susceptibilidad a la aterosclerosis demostraron en ambas especies la gran eficacia del ácido linoleico para evitar la deposición en las arterias del colesterol transportado en LDL (causa primaria de la aterosclerosis), haciendo, por tanto, ‘menos malo’ el colesterol-LDL [22].

     La causa inmediata de la obesidad y de otras consecuencias del Síndrome metabólico (véase esa sección en este sitio Web) que incluye además diabetes, hipertensión y aterosclerosis, es una elevada síntesis de ácidos grasos saturados, principalmente en el hígado. Los experimentos donde se suministraron remanentes de quilomicrones cargados con ácidos grasos poliinsaturados w-3 a hepatocitos en cultivo suprimieron también la secreción de triglicéridos en VLDL (además de la reducción de la secreción de colesterol [23,24]. Al estudiar con detalle los mecanismos de estos efectos se ha visto que los ácidos grasos poliinsaturados actúan sinérgicamente con el colesterol interfiriendo en la expresión de los genes que codifican las enzimas de la síntesis de colesterol y de ácidos grasos [23,24].

     A la vista de todos estos resultados, la dieta más recomendable para evitar y combatir el exceso de colesterol debe contener en general: poca grasa, pero de ella, pocos ácidos grasos saturados, y una alta proporción de ácidos grasos insaturados y poliinsaturados; además una dieta saludable debe tener una cantidad moderada de colesterol [22,25] y pocos hidratos de carbono, como explicamos en el capítulo 6 (Colesterol y dieta). Pueden verse más detalles en la sección Alimentación y dieta en este sitio Web.

Referencias

1. Tomkins, G. M., Sheppard, H. & Chaikoff, I. L. (1953) Cholesterol synthesis by liver. III. Its regulation by ingested colesterol. Journal of Biological Chemistry, 201, 137-141.

2. Dietschy, J. M. & Wilson, J. D. (1968) Cholesterol synthesis in the Squirrel monkey: relative rates of synthesis in various tissues and mechanisms of control. Journal of Clinical Investigation, 47, 166-174.

3. Redgrave, T. G. (1970) Formation of cholesteryl ester-rich particulate lipid during metabolism of chylomicrons Journal of Clinical Investigation, 49, 465-471.

4. Cooper, A. D. (1977) The metabolism of chylomicron remnants by isolated perfused rat liver. Biochimica et Biophysica Acta, 488, 464-474.

5. Sherrill, D. C. & Dietschy, J. M. (1978) Characterization of the sinusoidal transport process responsible for uptake of chylomicrons by the liver. Journal of Biological Chemistry, 253, 1859-1867.

6. Cooper, A. D. & Yu, P. Y. S. (1978) Rates of removal and degradation of chylomicron remnants by isolated perfused rat liver. Journal of Lipid Research, 19, 635-643.

7. Windler, E., Chao, Y. & Havel, R. J. (1980) Regulation of the hepatic uptake of triglyceride-rich lipoproteins in the rat. Opposing effects of homologous apolipoprotein E and individual C apoproteins. J Biol Chem. 255, 8303-8307.

8. Wade, D. P., Anne K. Soutar, A. K. & Geoffrey F. Gibbons, G. F. (1984) Independent regulation of 3-hydroxy-3-methylglutaryl-coenzyme A reductasa and chylomicron remnant receptor activities in rat liver. Biochemical Journal, 218, 203-211.

9. Rodwell, V. W., Nordstrom, J. L. & Mitschelen, J. J. (1976) Regulation of HMG-CoA reductase. Advances in Lipid Research, 14, 1-74.

10. Ide, T., Tanaka, T. & Sugano, M. (1979) Dietary fat-dependent changes in hepatic cholesterogenesis and the activity of 3-hydroxy-3-methylglutaryl-CoA reductase in fasted-refed rats. Journal of Nutrition, 109, 807-818.

11. Zheng X, Avella M, Botham KM. Comparison of the effects of dietary n-3 and n-6 polyunsaturated fatty acids on very-low-density lipoprotein secretion when delivered to hepatocytes in chylomicron remnants. Biochemical Journal, 357, 481–487, 2001.

12. Tomkins, G. M., Chaikoff, I. L. & Bennett L. L. (1952) Cholesterol synthesis by liver. II. Effect of hypophysectomy. Journal of Biological Chemistry, 199, 543-545.

13. Xu, J., Cho, H., O’Malley, S., Park, J. H. Y. & Clarke, S. D. (2002) Dietary polyunsaturated fats regulate rat liver sterol regulatory element binding proteins-1 and -2 in three distinct stages and by different mechanisms. Journal of Nutrition, 132, 3333–3339.

14. Natali, F., Siculella, L., Salvati, S. & Gnoni, G. V. (2007) Oleic acid is a potent inhibitor of fatty acid and cholesterol synthesis in C6 glioma cells. Journal of Lipid Research, 48, 1966–1975.

15. Kabir, M., Skurnik, G., Naour, N., Pechtner, V., Meugnier, E., Rome, S., Quignard-Boulangé, A., Vidal, H., Slama, G., Clément, K., Guerre-Millo, M. & Rizkalla, S. W. (2007) Treatment for 2 mo with n_3 polyunsaturated fatty acids reduces adiposity and some atherogenic factors but does not improve insulin sensitivity in women with type 2 diabetes: a randomized controlled study. American Journal of Clinical Nutrition, 86, 1670-1679.

16. Connor, S. L. & Connor, W. E. (1997) Are fish oils beneficial in the prevention and treatment of coronary artery disease? American Journal of Clinical Nutrition, 66(suppl), 1020S-1031S.

17. Natali, F., Siculella, L., Salvati, S. & Gnoni, G. V. (2007) Oleic acid is a potent inhibitor of fatty acid and cholesterol synthesis in C6 glioma cells. J. Lipid Res. 48, 1966–1975.

18. Zheng, X., Avella, M. & Botham, K. M. (2001) Comparison of the effects of dietary n-3 and n-6 polyunsaturated fatty acids on very-low-density lipoprotein secretion when delivered to hepatocytes in chylomicron remnants. Biochemical Journal, 357, 481-487.

19. Harris, W. S., Connor, W. E., Alam, N. & Illingwoath, D. R. (1988) Reduction of postprandial triglyceridemia in humans by dietary n-3 fatty acids. Journal of Lipid Research, 29, 1451-1460.

20. Botham, K. M., Maldonado, E. N., Chico, Y., Zheng, X., Avella, M. & Ochoa, B. (2001) The influence of chylomicron remnants on cholesteryl ester metabolism in cultured rat hepatocytes: comparison of the effects of particles enriched in n-3      or n-6 polyunsaturated fatty acids. Biochimica et Biophysica Acta, 1534, 96-109.

21. Botham, K. M., Zheng, X., Napolitano, M., Avella, M., Cavallari, C., Rivabene, R. & Bravo, E. (2003) The effects of dietary n-3 polyunsaturated fatty  acids delivered in chylomicron remnants on the transcription of genes regulating synthesis and secretion of very-low-density lipoprotein by the liver: modulation by cellular oxidative state. Experimental Biology and Medicine,  228, 143–151.

22. Rudel, L. L., Johnson, F. L., Sawyer, J. K., Wilson, M. S. & Parks, J. S. (1995) Dietary polyunsaturated fat modifies low-density lipoproteins and reduces atherosclerosis of nonhuman primates with high and low diet responsiveness. American Journal of Clinical Nutrition 62, 463S-470S.

23. Worgall, T. S., Johnson, R. A., Seo, T, Gierens, H. & Deckelbaum, R. J. (2002) Unsaturated fatty acid-mediated decreases in sterol regulatory element-mediated gene transcription are linked to cellular sphingolipid metabolism. Journal of Biological Chemistry, 277, 3878–3885, 2002.

24. Olson, R. E. (2002) The key to an enigma: how do dietary polyunsaturated fatty acids lower serum cholesterol? Journal of Nutrition, 132, 134–135.

25. Hegsted, D. M., McGandy, R. B., Myers, M. L. & Stare, F. J. (1965) Quantitative effects of dietary fat on serum cholesterol in man. American Journal of Clinical Nutrition, 17, 281-295. 

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Capítulo anterior: 3 – Transporte de colesterol

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