7 Eliminación del colesterol

7. Eliminación del colesterol

De igual forma que nuestro metabolismo no puede sintetizar todos los productos que usa (véase la sección Vitaminas y nutrientes esenciales) también hay productos metabólicos que no podemos degradar totalmente hasta CO2, agua, (y amonio de las sustancias nitrogenadas). A esta categoría pertenecen pocos productos, pero entre ellos está el colesterol, aparte de la mayoría de los medicamentos. Por tanto, el colesterol no tiene valor calórico para la especie humana, pero su eliminación plantea nuevos problemas.

     El mecanismo general para eliminar productos insolubles se hace en el hígado mediante el sistema del citocromo P450. Esta ruta introduce grupos hidroxilos (OH) en las moléculas haciéndolas más solubles, para poder eliminarlas; es el mecanismo central para la desintoxicación de drogas y fármacos, y también actúa para la transformación del colesterol en hormonas y en sales biliares, y para eliminar el exceso de colesterol. El colesterol, y algunos productos derivados de su hidroxilación, como el dihidroxicolesterol,  se excretan directamente también en la secreción biliar. Las hormonas esteroídicas (sexuales y adrenales) se eliminan directamente, o transformadas en otros productos fisiológicamente inactivos (principalmente por el hígado), en su mayor parte por la orina, y, algo en la secreción biliar. Los esteroles excretados por vía biliar son metabolizados por las bacterias intestinales que los transforman en varios derivados como coprostanol. Algunas bacterias como Pseudomonas y Bacillus subtilis, pueden degradar totalmente el colesterol y lo usan como fuente de energía.

Sales biliares

Las sales biliares que se segregan en la bilis al intestino para contribuir a la digestión de los lípidos se sintetizan en el hígado a partir de colesterol en una ruta en la que interviene el citocromo P450, que origina el ácido cólico, con la posterior incorporación de los aminoácidos glicina o taurina.

      Las principales sales biliares son glicocolato y taurocolato, que son las sales de sodio y potasio de los ácidos taurocólico y glicocólico, respectivamente, los cuales son conjugados de los aminoácidos glicina y taurina con ácido cólico. Otros ácidos biliares son productos intermediarios de su síntesis y también pueden estar en el producto final, en menor cantidad.

 

Figura 9. Principales sales biliares 

Función de las sales biliares

Los ácidos biliares glicocólico y taurocólico interaccionan con iones de sodio o de potasio para dar los resultados finales: glicocolato y taurocolato, que se excretan por vía biliar al intestino. Estas sales tienen carácter heteropolar (o anfipolar), debido a sus cargas (+) y (-) y a su gran núcleo hidrofóbico de anillos de carbono, en el otro extremo de la molécula (Figura 9). Por ello son solubles en agua y también pueden interaccionar con las grasas. Así actúan como detergentes, o solubilizadores, provocando y estabilizando la emulsión de las grasas para que puedan ser digeridas por las enzimas digestivas en el medio acuoso del intestino (quimo). También allí producen la emulsión de otros compuestos liposolubles como las vitaminas A, D, E y K, y también contribuyen a la absorción de colesterol.

Figura 10. Esquema simplificado de las rutas de síntesis de los ácidos biliares sales biliares

Probablemente, la primera función fisiológica de la síntesis de sales biliares en la evolución fue una vía para eliminar el exceso de colesterol haciéndolo soluble, como hace el citocromo P450 con otros productos. Sin embargo, como ha ocurrido muchas veces en la evolución, siempre actúa el oportunismo, y muy pronto se le debió sacar partido a estos productos, ya que son excelentes detergentes que facilitan la digestión de las grasas. En ese punto, la síntesis de sales biliares debió convertirse en una ruta con interés propio que se independizó de la eliminación de colesterol, y así es como la encontramos ahora. En los animales, incluida la especie humana, la síntesis de sales biliares es un proceso que funciona con una producción fija (?500 mg diariamente), con independencia de que haya mucho o poco colesterol, pues los experimentos donde con diversas estrategias se produjo un aumento o disminución de la síntesis de colesterol, demostraron que eso no afectó a la producción y secreción de sales biliares [1].

     Así, como también ha ocurrido muchas veces en la evolución, la solución de un problema (la digestión de las grasas) por haberle sacado partido a un producto (las sales biliares) ha creado otro (la eliminación de colesterol). Lo que habría de ser una vía para eliminar el colesterol se ha convertido en una función fisiológica independiente y ya no funciona con arreglo a su primer objetivo.

     La bilis, segregada continuamente por el hígado, se transporta hasta la vesícula biliar, donde se concentra y almacena durante el ayuno. Durante la digestión, y respondiendo principalmente a alimentos grasos, se contraen los músculos de la pared de la vesícula vertiendo su contenido al intestino, donde realiza su función.

      Una persona de 70 kg excreta diariamente entre 800 y 1.000 mL de bilis, que contienen unos 20 g de sales biliares. Por razones de economía, al tratarse de productos tan valiosos, la mayor parte (19,5 g) de las sales biliares excretadas se reabsorben. Al ser solubles, las sales biliares reabsorbidas viajan por la vena porta directamente al hígado donde son captadas y vueltas a secretar. Así se establece un circuito de recirculación hígado-conducto biliar-intestino-vena porta-hígado, denominado circulación enterohepática, que no pasa por la circulación sistémica (figura 11). Véase una posibilidad de eliminar el colesterol evitando la reabsorción de sales biliares con nuestro complemento alimentario Klicina en el capítulo siguiente: 8. Nuestros complementos nutricionales para evitar el exceso de colesterol.

Figura 11. Secreción, excreción y reabsorción de las sales biliares mostrando el circuito de circulación enterohepática.

El exceso de colesterol puede producir depósitos en la vesícula que provocan dolor al contraerse. La extirpación de la vesícula biliar en estos casos, hace que la bilis fluya constantemente al intestino, como un goteo ineficaz, de forma que no haya suficiente cuando se necesite; no obstante, en algunos casos, varios meses después de la operación, los conductos biliares extrahepáticos se dilatan y empiezan a concentrar bilis sustituyendo en esta forma una de las funciones de la vesícula. En muchos casos, con el tiempo, el esfínter recupera su tono y se restablece el mecanismo normal de entrada de la bilis al intestino. Después de una operación de extirpación de la vesícula, puede haber problemas de mala digestión de las grasas debido a la falta de productos emulsionantes. Por ello, en estos casos, es muy conveniente acompañar a la comida, especialmente si tiene contenido graso (lo cual es prácticamente inevitable) otro emulsionador de las grasas. Las lecitinas de soja (que no son medicamentos sino nutrientes), son sustancias anfipolares, han demostrado ser un buen sustitutivo de las sales biliares y su uso alimentario es muy conveniente para digerir mejor las grasas. Aparte de ello, es un producto muy agradable que se puede mezclar con muchos otros ingredientes en recetas culinarias, y su alto contenido en ácidos grasos poliinsaturados hace muy recomendable incorporarlo a la alimentación habitual (véase Alimentación y dieta).

Referencia

1. Turley,S. D. & Dietschy, J. M. (1979) Regulation of biliary cholesterol output in the rat: dissociation from the rate of hepatic cholesterol synthesis, the size of the hepatic cholesteryl ester pool, and the hepatic uptake of chylomicron cholesterol.  Journal of Lipid Research, 20, 923-934.

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